La primera mujer no tenía con qué secarse; por lo tanto, agarra su tanga, se seca y la tira.
La segunda, que tampoco tenía nada con qué secarse, pensó:
– «Yo no voy a tirar mi tanga… carísima de Victoria’s Secret».
Entonces, agarra la cinta de una corona que estaba encima de una tumba y la coloca dentro de la tanga para no mojarla…
Al día siguiente, uno de los maridos llama al otro y le cuenta:
Mi mujer llegó anoche a casa borracha y sin tanga… terminé con mi matrimonio!
Y el otro le responde:
– Tuviste suerte amigo…
¡La mía me salió más diabla!, llegó a casa borracha y con una cinta en las tangas que decía:
¡JAMÁS TE OLVIDAREMOS!
Con cariño: Antonio, Carlos, Pepe y toda la Universidad de Ingeniería…